Cuando acabó el ateo,
con su frase vibrante y atrevida,
de eliminar a Dios... dijo: -No creo
en ese ser injusto.
Y, enseguida,
nos habló de sus penas.
La ancha frente
inclinó melancólico y sombrío...
y exclamó, distraído, de repente:
-¡Qué infeliz soy... Dios mío!
jueves, 15 de octubre de 2015
JULIO FLOREZ, CUANDO ACABÓ EL ATEO
20:32
No comments
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)






0 comentarios:
Publicar un comentario